La verdad es que a pesar de haber hablado tanto de
ella, de haberla tenido tan presente a lo largo de muchos años de mi vida, hoy que vengo a hablar de ella no me salen
las palabras. Pero como sé lo que a ella le gustaba, quisiera empezar
retrocediendo en el tiempo y………
Recuerdo que allá por los años 77, 78 aproximadamente un buen día un grupo de
chavales de mi barrio decidimos apuntarnos a ir a la escuela por las noches
después de salir del trabajo, y así lo hicimos nos apuntamos a sacarnos el certificado
de estudios primarios , que así se llamaba por aquellos años.
Fue allí donde me encontré con la persona más tierna,
más buena y más solidaria que jamás había conocido, Pepita, la señorita Pepita
como todos la conocíamos.
Fijaos, que no tendría aquella mujer que de empezar
por ir en plan cachondeo a echar un rato por las noches a la escuela, sin ánimo
de aprender, terminé por estar todo aquel año y sacarme el certificado de
estudios y también al año siguiente sacándome el graduado escolar.

Nunca hacía nada para que se lo agradecieran, lo hacía
de corazón, porque era esa su forma de ser, porque vivía para ayudar a las
personas que por una causa o por otra tenían dificultades.
En mi caso personal en uno de los momentos más
difíciles de mi vida, siempre estuvo a mi lado y al de mi familia, dándonos su
calor y apoyo casi como si de alguien de la familia se tratase, cosa que nunca
pude agradecerle ya que aunque yo sabía lo que ella estaba haciendo ella
prefería estar en el anonimato.
Yo la conocía bien, y algunas de las noches que iba a
su casa a hacerle una visita, después de algunos años, me daba cuenta aunque
ella nunca lo quería reconocer, que apenas tenía para llegar a final de mes,
repartía su paga de maestra entre las muchas familias necesitadas, y se quedaba
tan agusto, decía, pero si es que les hacía falta, que le vamos a hacer, no te
preocupes, nosotras nos apañamos con poco.
Y es verdad, se apañaba con poco, lo compartía todo,
la bondad, el cariño, el tiempo, sí, su tiempo lo compartía pero no lo
desperdició está dentro de muchos de los corazones que hoy estamos aquí y de
otros que no lo están. Gracias Pepita por haber sido así.